- ¿Qué lo decidió a reeditar Imposible equilibrio?
- Desde el año pasado se están reeditando todas mis obras, y Edhasa ha publicado ya Luna caliente, Santo Oficio de la Memoria y Final de Novela en Patagonia. De hecho, todos mis libros estaban agotados, y ahora se están reeditando en diferentes editoriales. Son buenas decisiones, que celebro.
- ¿Cómo se le ocurrió la idea de los hipopótamos? Es una idea absurda y genial.
- La verdad es que no recuerdo cómo ni a quién se le ocurrió, pero seguramente fue en el Bar La Estrella. Posiblemente durante alguna de las inundaciones que padecimos. Obviamente no es un asunto serio, pero sí es atractivo literariamente, y la idea me quedó rondando. Consulté a un par de amigos, uno ingeniero hidráulico, y el otro, veterinario, y durante un tiempo estudié la vida y el comportamiento de los hipopótamos. Y así se fue perfilando la idea hasta que un día me puse a escribir y ya no pude parar.
- La novela es una crítica política. Fue escrita durante la década menemista, y es fuerte en ella la imagen de un país que se desintegra.
- Yo diría que es una novela en clave de parodia, cuya escritura, lógicamente, estuvo signada por el menemismo y sus bestialidades, en particular su estilo ordinario y esa desaprensión feroz que nos dejó en la ruina. Yo quería discutir, mediante una ficción paródica, la desintegración de un país pero a la vez resaltando la nobleza del idealismo y sus posibles esperanzas, tanto en la gesta de los soñadores como en la pureza de la juventud.
- El Chaco, su paisaje y su idiosincrasia, están muy presentes. ¿Usted cree en las "literaturas provinciales? ¿Hay una "literatura chaqueña"?
- Me parece que suele exagerarse la importancia de las literaturas regionales, que están muy bien como factor de promoción cultural. El problema es que no siempre se mide la producción regional por sus valores estéticos sino más bien por su condición regional en sí misma. Y eso no me parece un valor artístico. Una novela, por ejemplo, puede ser muy representativa de una región y de una cultura, y no por eso ser una buena novela... La gran literatura universal no se mide por sus características o cualidades regionales. Por eso suelo ser un tanto escéptico en esta materia. Para mí, las literaturas provinciales no son una categoría literaria sino más bien una intención política cultural, acaso loable, pero no más que eso. Y en cuanto a la existencia de una literatura "chaqueña", es como si usted me preguntara si existe una literatura de Kiev o de Nantes... Existen la literatura rusa y la francesa, que son las trascendentes. Como existe sin dudas una vasta y plural literatura argentina.
- Los personajes principales de Imposible equilibrio me recordaron a algunos de Soriano, o incluso de Dal Masetto: perdidos, con un pasado abrumador y un presente que no logran resolver, parecen encontrar en esta épica de salvar a los hipopótamos una salvación también para sus vidas, un último manotazo de ahogado.
- Sí, es cierto, y quizás eso responde a una marca de época. Aunque Soriano y Dal Masetto son mayores que yo en todos los sentidos, en general quienes vivimos y protagonizamos los 70 en este país tenemos esas impregnaciones en nuestra escritura. También Daniel Moyano, Amalia Jamilis, Fernando López, Liliana Heker, Guillermo Saccomanno y Orlando van Bredam, por citar casos variados. Yo diría que para la literatura argentina del fin del Siglo XX e inicios del XXI, en general, toda épica ha sido un último recurso, como un grito en la noche que nadie escuchó.
© LA GACETA
PERFIL
Mempo Giardinelli nació y vive en Resistencia, Chaco. En 1993 ganó el Premio Rómulo Gallegos, la distinción literaria más relevante de Latinoamérica. Su obra, compuesta por 31 títulos, fue traducida a 20 idiomas. Merecen destacarse su ensayo El país de las maravillas (premio Planeta al libro del año 1998) y sus novelas Santo Oficio de la Memoria (Premio Rómulo Gallegos) y Luna caliente (Premio Nacional de Novela de México).